APUNTES PARA UNA CRÍTICA DE LA POLÍTICA EDUCATIVA LINGÜICISTA LLEVADA A CABO EN LA COMUNIDAD DE MADRID GRACIAS AL IMPULSO PERSONAL DE SU PRESIDENTA, DE TODOS CONOCIDA.
Estos apuntes hablan acerca de las políticas educativas neocolonialistas que utilizan la retórica de la libertad de elección mientras que van imponiendo el inglés como lengua para enseñar a los castellanohablantes habitantes de la Comunidad de Madrid su cultura, su historia, su patrimonio natural, la composición de su parlamento, como mover su cuerpo, el nombre de las notas musicales, y todo aquello que hasta ahora formaba parte de su patrimonio cultural.
A esto le llaman bilingüismo cuando su verdadero nombre es lingüicismo.
He sacado algunos párrafos de la obra El Imperialismo Lingüístico que copio a continuación:
Una definición del imperialismo lingüístico inglés
A continuación, sugeriré una definición de imperialismo lingüístico inglés y la relacionaré con el imperialismo como una teoría general, para comprender la explotación. Vivimos en un mundo que se caracteriza por la desigualdad entre sexos, nacionalidades, razas, clases, ingresos y lenguas. Para rastrear y comprender los vínculos entre el imperialismo lingüístico inglés y la desigualdad en las esferas política y económica, tendremos que analizar la retórica y la legitimación de la enseñanza del inglés (por ejemplo, en las declaraciones de que se trata de una actividad “neutral” y “apolítica”), y también relacionar lo que la enseñanza de inglés afirma que hace con sus funciones estructurales.
Una definición del imperialismo lingüístico inglés es que el dominio del inglés se reafirma y mantiene mediante el establecimiento y la reconstitución continua de desigualdades estructurales y culturales entre el inglés y las demás lenguas. En ese caso, “estructural” se refiere de manera general a las propiedades materiales (por ejemplo, instituciones, distribuciones financieras) y “cultural” se refiere a las propiedades inmateriales o ideológicas (por ejemplo, actitudes, principios pedagógicos). El imperialismo lingüístico inglés es un ejemplo del ingüicismo, que se define como “las ideologías, estructuras y prácticas empleadas para legitimar, consolidar y reproducir una división desigual del poder y los recursos (materiales e inmateriales) entre grupos definidos de acuerdo con su lengua” (la definición es una formulación de variantes que evolucionaron durante varios años, ver Skutnabb-Kangas 1988; publicado por primera vez en Phillipson y Skutnabb-Kangas 1986; Phillipson 1988). El imperialismo lingüístico inglés se considera un subtipo de lingüicismo.
Las desigualdades estructurales y culturales aseguran la distribución continua de más recursos materiales al inglés que a otras lenguas, y benefician a aquellos que dominan el inglés. Por ejemplo, existe lingüicismo cuando hay una política que apoya varias lenguas pero que le da prioridad a la capacitación docente, el desarrollo del plan de estudios y la carga horaria en la escuela de una sola lengua. Ese era el patrón típico en los países de habla inglesa del centro, y se exportó a los países de la periferia. Uno de los ámbitos en los que se ve la legitimación del lingüicismo es el discurso político sobre temas relacionados con la lengua.
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Las escuelas refuerzan y reproducen las desigualdades estructurales de poder y de acceso a recursos mediante actividades curriculares, pedagógicas y de evaluación. Eso no quiere decir que haya una conspiración para mantener a las clases bajas donde están. Pero, al dar por sentado que la educación tiene una estructura piramidal, en las sociedades occidentales y subdesarrolladas, la educación sirve para condenar a los grupos menos favorecidos a posiciones menos gratificantes en la sociedad. Cuando las escuelas se centran en la responsabilidad individual y utilizan la retórica de la libertad de elección, la víctima termina siendo culpable del fracaso, y no la estructura que genera el fracaso ni la sociedad impregnada de ideas hegemónicas que hace que esa situación parezca natural e inevitable, y posiblemente hasta justa.
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La relación entre la enseñanza de inglés y sus funciones latentes o estructurales se puede demostrar mediante la hipótesis de que la enseñanza de inglés es neocolonialista, de acuerdo con el trabajo de un académico que analiza el neocolonialismo en la educación, concretamente Altbach, un especialista en pedagogía comparativa. La definición del término, tomada de un diccionario, es que el neocolonialismo es “la utilización de medios económicos, políticos, u otros, para obtener o retener la influencia sobre antiguas colonias” (Concise Oxford Dictionary 1976). De acuerdo con Altbach, el neocolonialismo está relacionado con los conceptos de Centro-Periferia y dependencia, ya que se basa en las desigualdades entre naciones, y también postula una política consciente por parte de las naciones del Centro cuyo fin es mantener la influencia y el poder sobre el Tercer Mundo.
Teniendo en cuenta las pruebas compiladas por Altbach (que corroboran los hallazgos de otros investigadores) existen pruebas fehacientes para sostener que algunas formas de enseñanza de inglés y la tradición intelectual detrás de ella son neocolonialistas.
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Los valores y la normativa de los grupos dominantes se transmiten a través de procesos hegemónicos.
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La hegemonía se refiere a las ideas dominantes que damos por sentado. El inglés tiene un lugar hegemónico en muchas antiguas colonias, con la consecuencia de que, por ejemplo en Zambia, “la enseñanza de lenguas significa la enseñanza de lengua inglesa” (Chishimba 1981: 169). Debido a la inversión en la capacitación docente y en publicaciones y a la aceptación de ideas que legitiman el papel dominante del inglés, su hegemonía se considera algo natural más que una elección que refleja intereses particulares.
http://www.scribd.com/doc/7030197/Robert-Phillips-On-El-Imperialismo-Linguistico
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