Francia: esos jóvenes que se rebelan no son inmigrantes.
Por Tahar Ben Jelloun
A la mínima ocasión se sublevan, queman coches, saquean centros comerciales, incendian contenedores. No son rebeldes sin causa;reaccionan cuando se produce un suceso trágico, una injusticia flagrante como la que tuvo lugar en Clichy el 27 de octubre, cuando dos menores murieron electrocutados al huir de la policía. Cierto, fue un accidente, pero no habría ocurrido si los agentes de seguridad no les hubieran perseguido. Este trágico suceso fue el detonante de una revuelta que tiene su origen en una historia que a Francia le cuesta escribir, le cuesta reconocer e integrar en su imaginario. Dado que esta cólera se ha contagiado, el primer ministro, Dominique de Villepin, se ha apresurado a hablar de "medidas de urgencia para dar empleo a los jóvenes de Seine-Saint-Denis y para la educación". Vuelven a ser las mismas palabras que tantas veces se han oído y que nunca han tenido efectos concretos. Esta revuelta no concierne sólo a los habitantes de Seine-Saint-Denis; es contagiosa y se está generalizando; viene de lejos. Es la consecuencia de una falta de atención y de interés por una juventud que malvive.
Para leer completo:
http://www.aulaintercultural.org/article.php3?id_article=1122
Por Tahar Ben Jelloun
A la mínima ocasión se sublevan, queman coches, saquean centros comerciales, incendian contenedores. No son rebeldes sin causa;reaccionan cuando se produce un suceso trágico, una injusticia flagrante como la que tuvo lugar en Clichy el 27 de octubre, cuando dos menores murieron electrocutados al huir de la policía. Cierto, fue un accidente, pero no habría ocurrido si los agentes de seguridad no les hubieran perseguido. Este trágico suceso fue el detonante de una revuelta que tiene su origen en una historia que a Francia le cuesta escribir, le cuesta reconocer e integrar en su imaginario. Dado que esta cólera se ha contagiado, el primer ministro, Dominique de Villepin, se ha apresurado a hablar de "medidas de urgencia para dar empleo a los jóvenes de Seine-Saint-Denis y para la educación". Vuelven a ser las mismas palabras que tantas veces se han oído y que nunca han tenido efectos concretos. Esta revuelta no concierne sólo a los habitantes de Seine-Saint-Denis; es contagiosa y se está generalizando; viene de lejos. Es la consecuencia de una falta de atención y de interés por una juventud que malvive.
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