miércoles, 3 de diciembre de 2008

En espera de destino. La suerte está echada.

Hoy me han citado para mañana, así que me toca esperar unas horas más para conocer mi suerte.
Hay algún cole, a no menos de 40 km de mi casa, en el que me esperan para coger la tiza.
Mañana me toca levantarme a las 6,30 para salir con un margen de dos horas para llegar a recoger mi nombramiento. Un fallo cualquiera en el trayecto y se me cae el pelo. Me quedo sin trabajo otra vez hasta nueva orden si no se "apiadan de mí". No parece muy normal este trato al que nos someten a los interinos, que más que maestros parecemos sospechosos de algún delito nunca concretado. Este parecer sospechos en vez de trabajadores esforzados de la educación de niños y jóvenes, es lo que convierte al interino en protagonista de una história kafkiana.
La división territorial de Madrid en cinco distritos les permite contratarnos y despedirnos como si se tratara de cinco empresas distintas.
Pero la verdad verdadera es que hay una sola: LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE MADRID.
Con cada cambio de dat empieza un proceso nuevo de presentación de documentos. Es el rito de iniciación del contrato:
"Danos los mismos papeles que has dado en las otras Dats porque nosotros no nos fiamos de ti aunque te hemos citado porque estas en las listas oficiales y ya has entregado todos los documentos antes. Además tampoco nos importa si ya nos has presentado antes fotocopia del título de maestra. Queremos otra. Nos gusta coleccionar las fotocopias y tenerlas repetidas. Y aunque el lunes estabas en la Upam (sociedad médica a la que nos obligan a ir cuando estamos enfermos, prohibiéndonos ir a la Seguridad Social bajo amenaza de pagar los gastos), el martes y el miércoles ya no estabas en la Upam, y el jueves vuelves a estar otra vez. ¿A qué es muy divertido marearte así?"

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