Hoy me han citado para mañana, así que me toca esperar unas horas más para conocer mi suerte.
Hay algún cole, a no menos de 40 km de mi casa, en el que me esperan para coger la tiza.
Mañana me toca levantarme a las 6,30 para salir con un margen de dos horas para llegar a recoger mi nombramiento. Un fallo cualquiera en el trayecto y se me cae el pelo. Me quedo sin trabajo otra vez hasta nueva orden si no se "apiadan de mí". No parece muy normal este trato al que nos someten a los interinos, que más que maestros parecemos sospechosos de algún delito nunca concretado. Este parecer sospechos en vez de trabajadores esforzados de la educación de niños y jóvenes, es lo que convierte al interino en protagonista de una história kafkiana.
La división territorial de Madrid en cinco distritos les permite contratarnos y despedirnos como si se tratara de cinco empresas distintas.
Pero la verdad verdadera es que hay una sola: LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE MADRID.
Con cada cambio de dat empieza un proceso nuevo de presentación de documentos. Es el rito de iniciación del contrato:
"Danos los mismos papeles que has dado en las otras Dats porque nosotros no nos fiamos de ti aunque te hemos citado porque estas en las listas oficiales y ya has entregado todos los documentos antes. Además tampoco nos importa si ya nos has presentado antes fotocopia del título de maestra. Queremos otra. Nos gusta coleccionar las fotocopias y tenerlas repetidas. Y aunque el lunes estabas en la Upam (sociedad médica a la que nos obligan a ir cuando estamos enfermos, prohibiéndonos ir a la Seguridad Social bajo amenaza de pagar los gastos), el martes y el miércoles ya no estabas en la Upam, y el jueves vuelves a estar otra vez. ¿A qué es muy divertido marearte así?"
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